Te lo voy a pedir solo una vez, pero necesito que tú me lo recuerdes a mí todos los días porque este es un viaje solo de ida y no hay vuelta atrás, ademas ya sabes que la cabeza es una traicionera que te susurra fantasías y te clava puñales, se resiste a las mordazas y se disfraza de Eva cargada de manzanas vacías.
Tu beso de buenos días y el olor a mar salada que entra por la ventana cuando amanece son las mejores noticias del día, así que recuérdame porque tengo que levantarme para ir a una jungla de asfalto donde se mata sin tener hambre y se roba a quienes no tienen nada cuando lo único que quiero y tiene más sentido es pasar el día en esta cama con la mujer de mis sueños, viéndola saltar encima del colchón con una sonrisa que llena la habitación de mariposas y dedicarme a transportarla a un mundo de emociones y sensaciones a través de los cinco sentidos. Seduciendo su paladar y su olfato con manjares de sabores exquisitos que se funden en la boca, hacer temblar su piel con el tacto de mis manos explorando la belleza de su cuerpo infinito, leerle libros llenos de literatura y filosofía y que viaje a otros lugares con la imaginación y se haga muchas preguntas sin respuestas reales, pero siempre con la compañía del tono de mi voz para que no se pierda ni se olvide de mí. No quiero ni puedo quitarme su olor que impregna toda mi piel para llevarla siempre conmigo aunque no este a mi lado, así que vas a tener que recordarme porque tengo que levantarme todos los días cuando la verdad vive dentro de estas cuatro paredes que se abren de par en par a un campo de sueños llenos de esperanza…..
Recuérdame que sea un soñador con los pies en el suelo y que mis ojos no dejen de sorprenderse con la belleza que se esconde en los áridos rincones de la ciudad, que las luces no me impidan ver el ballet de estrellas que cada noche ilumina nuestra oscuridad a cambio de un amanecer. Recuérdame no dejar que me roben la esperanza de poder caminar descalzo por la playa todos los días en compañía del equilibrio, la medida y el ritmo. Recuérdame que le de una largas vacaciones a mi corazón porque no para de repetirme que ya no aguanta más mentiras, voy a tener que dejarlo en alguna isla del pacifico sobre una amaca a la sombra de un mar de palmeras, con varias cajas de Coronita a su lado para que pueda ahogar sus penas y darse un descanso bien merecido. Y además, nadie notará la diferencia en mí mientras tanto.
Recuérdame que me siga enamorando de las verdades sin adornos, de nuestra poco utilizada capacidad de asombro, de las personas que te inspiran con su trabajo e imaginación y de las que no te juzgan sin al menos conocerte, de los amigos que son de verdad, de los orgasmos no fingidos y del helado de vainilla. Pero sobre todo recuérdame que me siga enamorando de las mujeres que por suerte se cruzan en mi camino y aunque al final resultan ser incompatibles y no hacen palpitar mi corazón como si se me fuera a salir del pecho, sí llenan mi mundo de risas y charlas cómplices (que ya es mucho) y es mucho porque yo aún no soy la persona adecuada para nadie.
Y al final recuérdame que siga luchando por los sueños de una vida, por aprender, por disfrutar y por descubrir, pero eso sí, de una forma sigilosa y muy discreta para no despertar a los demás y que nadie se moleste.
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