Mi memoria graba todos los días que la veo, una fuerza invisible pero tan poderosa como los mares embravecidos en medio de una tormenta me atraen a su lado, puedo observar la cruenta pelea de ángeles y demonios en una disputa por entrometerse en nuestro destino o dejar que el amor triunfe de una vez por todas y puedo sentir su polo opuesto atraerse por el mío en una partida de ajedrez por el amor incondicional, donde solo el tiempo tiene la palabra y donde nuestras armas son inútiles ante un destino que solo nos puede unir para siempre.
Con ella en mi vida sabría que el tiempo no existe, con solo una mirada suya a lo lejos se lo que realmente quiero, con ella la madrugada se vuelve amanecer, el martes se vuelve sábado, los impresentables se vuelven amables, las pendientes se vuelven toboganes, un momento se vuelve oportunidad y Kafka se vuelve música de baile.
Caminando, bajo sus pies van creciendo las flores que se marchitan de pena y con ella de la mano por la orilla de la playa percibo como las olas no se atreven a mojar sus pies por temor a tener que seguirla hasta su muerte. Tiene la extraña cualidad de que la vida florezca a su paso sin saberlo.
Una vida con ella es inspiración... inspiración que me posee e irremediablemente hace que no sea capaz de pensar en otra cosa que no sea arte, poesía, cine, en tao, en la vida escrita en tono de comedia y en muchas sonrisas. Solo con su presencia evoca en mí toda la belleza que el ser humano es capaz de crear. Tengo la necesidad imperiosa de acercarme y volver escuchar con ella aquella canción que hizo que me fijara en sus eternos e increíbles labios por primera vez, recuerdo que la oía en sus cascos ochenteros aislada del mundo y pensé... quien es ese ángel que escucha funky? donde esconderá las alas? Una canción que fue la culpable de que en un segundo se colara a través de mis ojos y para siempre se instalara en mi corazón.
Fue un pequeño momento, donde el universo transcurrió a cámara lenta y mientras yo ignorante, no me daba cuenta de que me estaba robando la vida para hacerla suya. Supongo que sin querer puso patas a arriba todo mi mundo y aunque no la volviera a ver jamas, siempre le estaría agradecido porque solo con su presencia consiguió que la vida fuera del color del verano para siempre y solo tú puedes estropearlo y volverla otra vez de blanco y negro. Todo fue un martes que se volvió sábado y desde ese instante tuve la certeza de una vida con ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario